Dolor

El dolor es una señal desagradable de que algo hace daño. Es una experiencia compleja que difiere mucho de una persona a otra, incluso entre aquellas con lesiones o enfermedades similares. El dolor puede ser muy leve, casi imperceptible, o explosivo. Puede experimentar dolor en forma de pinchazos, hormigueo, escozor, quemazón, punzadas, molestias o sensaciones eléctricas.

El dolor es una de las señales más importantes que nuestro cuerpo nos da para ayudarnos a sobrevivir. Puede alertarnos de cambios perjudiciales en el cuerpo, como el cáncer, o ayudarnos a aprender a evitar algo perjudicial, como tocar una estufa caliente. De esta manera, algunas formas de dolor nos mantienen a salvo. Sin embargo, el dolor también puede afectar negativamente el estado de ánimo, las relaciones, el movimiento y todos los aspectos de la vida diaria de una persona. El dolor puede dificultar la realización de tareas necesarias, el trabajo y el disfrute de las actividades. El dolor es una experiencia subjetiva, lo que significa que solo la persona que lo experimenta puede describir cuánto dolor siente y cómo afecta a su vida.

Existen dos clases de dolor: agudo y crónico. El dolor agudo aparece rápidamente y puede ser intenso, pero dura relativamente poco tiempo. El dolor agudo suele presentarse después de una lesión o traumatismo y normalmente se resuelve por sí solo. A diferencia del dolor agudo, el dolor crónico dura mucho tiempo y no parece mejorar ni desaparecer. Suele ser un síntoma debilitante de muchas enfermedades y es un componente frecuente de muchos trastornos neurológicos. Cuando persiste más allá de la recuperación de una lesión o enfermedad, el dolor crónico se considera una enfermedad en sí mismo.

Si sufre dolor, aprender más sobre su diagnóstico y las causas del dolor puede ayudar a tratar los síntomas. Explore el menú de la izquierda para obtener más información sobre las opciones de tratamiento y atención para los distintos tipos de dolor.