Lesiones de la médula espinal

¿Qué son las lesiones de la médula espinal?

Una lesión de la médula espinal (LME) es un daño en el conjunto de las células y nervios que envía y recibe señales desde el cerebro hacia el resto del cuerpo. La médula espinal se extiende desde la parte inferior del cerebro hasta la zona lumbar.

Tipos de lesiones de la médula espinal

Las lesiones de la médula espinal se clasifican en dos tipos: completas o incompletas.

  1. Una lesión incompleta significa que la médula espinal aún puede transmitir algunos mensajes hacia o desde el cerebro. Las personas con lesiones incompletas conservan alguna función sensorial y tienen cierto control de la actividad muscular debajo del lugar de la lesión.
  2. Una lesión completa significa que no hay comunicación nerviosa debajo del lugar de la lesión, y que se pierde por tanto la función sensorial y motora.

El daño primario es inmediato y está causado directamente por la lesión. El daño secundario resulta de la inflamación y la hinchazón que presionan la médula espinal y las vértebras, o de cambios en la actividad de las células y la muerte celular.

Anatomía de la médula espinal

La médula espinal es una columna blanda y cilíndrica formada por células nerviosas (neuronas y glía) estrechamente unidas, fibras nerviosas que transmiten señales (axones) y vasos sanguíneos. Esta estructura envía y recibe información entre el cerebro y el resto del cuerpo. Millones de células nerviosas situadas en la médula espinal también coordinan patrones complejos de movimientos, como la respiración rítmica y la marcha.

La médula espinal se extiende desde el cerebro hasta la parte inferior de la espalda, a través de un canal situado en el centro de los huesos de la columna vertebral. Al igual que el cerebro, la médula espinal está protegida por tres capas de tejido y está rodeada por el líquido cefalorraquídeo (LCR), que actúa como amortiguador contra golpes o lesiones.

Dentro de la médula espinal se encuentran:

  • Un conjunto de neuronas y sus proyecciones que se conectan con otras células nerviosas para transmitir y recibir información (materia gris).
  • Haces de axones, algunos de los cuales están recubiertos con una mezcla blanquecina de proteínas y sustancias similares a la grasa (materia blanca).

Otros tipos de células nerviosas se encuentran justo fuera de la médula espinal y transmiten información al cerebro. Treinta y un pares de nervios, cada uno de los cuales contiene miles de axones, se dividen en cuatro regiones con segmentos individuales que conectan la médula espinal con los músculos y otras partes del cuerpo:

  • Los nervios espinales cervicales (C1 a C8) salen de la médula espinal en el cuello y controlan las señales dirigidas a la parte posterior de la cabeza, el cuello y los hombros, los brazos y las manos, y el diafragma.
  • Los nervios espinales torácicos (T1 a T12) salen de la médula espinal en la parte superior y media de la espalda, y controlan las señales dirigidas a los músculos del pecho, algunos músculos de la espalda y muchos sistemas de órganos, incluidas partes del abdomen.
  • Los nervios espinales lumbares (L1 a L5) salen de la médula espinal en la parte baja de la espalda y controlan las señales dirigidas a las partes inferiores del abdomen y la espalda, las nalgas, algunas partes de los órganos genitales externos y partes de la pierna.
  • Los nervios espinales sacros (S1 a S5) salen de la médula espinal en la parte baja de la espalda y controlan las señales dirigidas a los muslos y las partes inferiores de las piernas, los pies, la mayoría de los órganos genitales externos y la zona alrededor del ano.

La columna vertebral, que rodea y protege a la médula espinal, está formada por 33 anillos óseos (vértebras), almohadillas de cartílago semirrígido (discos) y unos espacios estrechos llamados forámenes que actúan como conductos por los que los nervios espinales viajan hacia y desde el resto del cuerpo. La médula espinal es especialmente vulnerable a las lesiones directas en estas zonas.

Causas de las lesiones de la médula espinal

La lesión de la médula espinal está causada por una lesión directa a la médula espinal o por daño en los tejidos y los huesos (vértebras) que la rodean. Este daño puede causar cambios temporales o permanentes en la sensibilidad, el movimiento, la fuerza y las funciones corporales, por debajo del lugar donde se produce de la lesión.

Factores de riesgo de las lesiones de la médula espinal

Los accidentes automovilísticos y las caídas catastróficas son las causas más comunes de lesión de la médula espinal en Estados Unidos. El resto son resultado de actos de violencia (principalmente heridas de bala y agresiones), lesiones deportivas, lesiones médicas o quirúrgicas, accidentes industriales, enfermedades y afecciones que dañan la médula espinal y otras causas menos comunes. Entre los factores de riesgo están la edad (tener entre 16 y 30 años, o más de 65 años en el caso de caídas peligrosas), el consumo de alcohol, ciertas enfermedades o no usar el equipo adecuado, como el cinturón de seguridad o el equipo deportivo de protección.

Detección y prevención de las lesiones de la médula espinal

Para reducir el riesgo de sufrir una lesión de la médula espinal es necesario tomar decisiones inteligentes y seguras. Conducir con seguridad es fundamental, ya que los accidentes de tráfico son una de las causas más frecuentes de lesiones medulares. Antes de zambullirse en el agua, compruebe su profundidad. Además, es importante proteger la columna, utilizando equipos de protección y tomando precauciones al practicar deportes.

Algunas de las pruebas médicas de emergencia para una lesión de la médula espinal son:

  • La resonancia magnética (RM) produce imágenes tridimensionales detalladas de las estructuras corporales, incluidos los tejidos, órganos, huesos y nervios. Muestra traumatismos cerebrales y medulares provocados por lesiones, hernias discales (cartílagos situados entre las vértebras), irregularidades vasculares (vasos sanguíneos), hemorragias, inflamaciones que comprimen la columna vertebral y la médula espinal, y lesiones en los ligamentos que sostienen la columna cervical.
  • La tomografía computarizada (TC) muestra imágenes bidimensionales rápidas y claras de órganos, huesos y tejidos. La TC puede detectar fracturas óseas, hemorragias y estenosis espinal (estrechamiento del canal espinal).
  • Las radiografías muestran imágenes bidimensionales de la mayoría de las partes del cuerpo, como una articulación o un sistema orgánico importante. La desalineación o fractura de vértebras se puede detectar en cuestión de minutos.

Signos y síntomas de las lesiones de la médula espinal

El grado de discapacidad depende del lugar de la médula espinal donde se produzca la lesión y de su gravedad. Una lesión en una zona más elevada de la médula espinal puede causar una parálisis en la mayor parte del cuerpo y afectar a todas las extremidades (tetraplejia o cuadriplejia). Una lesión en una zona más baja de la médula espinal puede causar una parálisis que afecte a las piernas y a la parte inferior del cuerpo (paraplejia).

Las lesiones de la médula espinal dañan algunas, muchas o casi todas las fibras nerviosas que atraviesan el lugar de la lesión. En el caso de lesiones con poca o ninguna muerte de células nerviosas, es posible lograr una recuperación casi completa.

Una lesión de la médula espinal puede causar uno o más síntomas, entre ellos:

  • Entumecimiento, hormigueo, o pérdida o cambios en la sensibilidad en manos y pies
  • Parálisis que puede ser inmediata o desarrollarse con el tiempo a medida que la inflamación y la hemorragia afectan a la médula espinal
  • Dolor o presión en la cabeza, el cuello o la espalda
  • Pérdida de movimiento
  • Debilidad o incapacidad para mover cualquier parte del cuerpo
  • Posiciones antinaturales de la columna o la cabeza
  • Pérdida del control de la vejiga y los intestinos
  • Problemas para caminar
  • Dificultades para respirar
  • Cambios en la función sexual

Diagnóstico de las lesiones de la médula espinal

El médico de emergencias verificará el movimiento o la sensibilidad a nivel de la lesión, o por debajo, así como la respiración adecuada, la capacidad de respuesta y la debilidad. Las pruebas médicas de emergencia para una lesión de la médula espinal incluyen:

  • La resonancia magnética (RM) produce imágenes tridimensionales detalladas de las estructuras corporales, incluidos los tejidos, órganos, huesos y nervios. Muestra traumatismos cerebrales y medulares provocados por lesiones, hernias discales (cartílagos situados entre las vértebras), irregularidades vasculares (vasos sanguíneos), hemorragias, inflamaciones que comprimen la columna vertebral y la médula espinal, y lesiones en los ligamentos que sostienen la columna cervical.
  • La tomografía computarizada (TC) muestra imágenes bidimensionales rápidas y claras de órganos, huesos y tejidos. La TC puede detectar fracturas óseas, hemorragias y estenosis espinal (estrechamiento del canal espinal).
  • Las radiografías muestran imágenes bidimensionales de la mayoría de las partes del cuerpo, como una articulación o un sistema orgánico importante. La desalineación o fractura de vértebras se puede detectar en cuestión de minutos.

Tratamiento de las lesiones de la médula espinal

En el lugar del accidente, si se sospecha que hay una lesión de la médula espinal, el personal de emergencias le pondrá un collarín rígido alrededor del cuello y lo colocará con cuidado sobre una camilla para evitar daños mayores en la médula espinal. Es posible que le administren sedantes para relajarlo y evitar que se mueva. También podrían insertarle un tubo respiratorio si tuviera problemas para respirar y su cuerpo no estuviera recibiendo suficiente oxígeno de los pulmones.

El tratamiento inmediato en el centro de traumatología abarca:

  • Realineación de la columna vertebral utilizando un corsé rígido o una fuerza mecánica, que normalmente se realiza lo antes posible para estabilizar la columna y prevenir otros daños.
  • Cirugía para extraer vértebras fracturadas, fragmentos óseos, hernias discales u otros objetos que estén presionando la columna vertebral. De ser necesario, se realizará cirugía de descompresión espinal para aliviar la presión dentro de la columna vertebral en los días posteriores a la lesión. Los resultados de un estudio neuroquirúrgico muestran que, en algunos casos, una cirugía más temprana se asocia a una mejor recuperación funcional.

Entre las posibles complicaciones de la LME y su tratamiento, encontramos:

  • Problemas respiratorios: aproximadamente un tercio de las personas con una lesión cervical necesitarán ayuda temporal o permanente para respirar y podrían requerir la inserción de un tubo respiratorio artificial. Una lesión de la médula espinal entre los segmentos C1 y C4 detiene la respiración, ya que los nervios de esta región provocan el movimiento del diafragma y la expansión de los pulmones. Tal vez se necesite un entrenamiento especial para respirar y deglutir.
  • Neumonía: las complicaciones respiratorias son la principal causa de muerte en personas con LME, normalmente como consecuencia de una neumonía. Si se le coloca un respirador que le ayude a respirar (intubación), corre un mayor riesgo de desarrollar neumonía. Si aparecen síntomas de neumonía, deben monitorearse cuidadosamente y tratarse con antibióticos. Limpiar las secreciones de la garganta y evitar que los alimentos y líquidos lleguen a los pulmones (aspiración) previene la neumonía.
  • Problemas circulatorios: los cambios en la circulación, como la inestabilidad de la presión arterial, los ritmos cardiacos anómalos (arritmias) y los coágulos sanguíneos, pueden aparecer días después de la lesión. Hay que monitorear de cerca la presión arterial, dado que el control cerebral sobre los nervios cardiacos podría verse interrumpido, y el corazón empezaría a latir a un ritmo peligrosamente lento, o de forma rápida e irregular. Los cambios en el control de los vasos sanguíneos harían que se ensancharan y que la sangre se acumulara en las pequeñas arterias alejadas del corazón. Las personas con lesiones de la médula espinal tienen un mayor riesgo de tener coágulos sanguíneos debido al estancamiento del flujo sanguíneo en las venas grandes de las piernas. El tratamiento incluye medicamentos anticoagulantes y medias de compresión para aumentar el flujo sanguíneo en la parte inferior de las piernas y los pies.
  • Espasticidad y disminución del tono muscular: los reflejos se vuelven exagerados con el tiempo, lo que provoca una espasticidad muscular que requiere un tratamiento especial. Los músculos se atrofian por no usarlos lo suficiente.
  • Disreflexia autonómica: la disreflexia autonómica es un acto reflejo potencialmente mortal que afecta principalmente a las personas con lesiones en el cuello o en la parte superior de la espalda. Entre los síntomas están el enrojecimiento o la sudoración, dolor de cabeza intenso, ansiedad, aumento repentino de la presión arterial, cambios en la visión o piel de gallina en brazos y piernas. En la medida de lo posible, permanezca sentado para que la sangre fluya hacia las piernas y los pies, y ayude a reducir la presión arterial.
  • Úlceras por presión: las úlceras por presión son áreas de la piel que se han dañado debido a la presión continua sobre la piel, y la reducción del flujo sanguíneo en la zona. Las personas con paraplejia y tetraplejia son propensas a sufrir úlceras por presión. Por ello, deben ser trasladadas periódicamente por un cuidador.
  • Dolor: algunas personas con daños en los nervios de la médula espinal desarrollan dolor neurogénico, es decir, una sensación intensa de ardor o escozor, a veces constante, debido a una sensibilidad física extrema (hipersensibilidad) en algunas partes del cuerpo. Puede ser espontáneo o desencadenarse por diversos factores, y puede producirse incluso en partes del cuerpo que han perdido sensibilidad. Entre los tratamientos para el dolor crónico están los medicamentos, la acupuntura, la estimulación eléctrica espinal o cerebral y la cirugía. Sin embargo, ninguno de estos tratamientos es completamente eficaz para aliviar el dolor neurogénico.
  • Problemas de vejiga e intestinos: tal vez necesite una sonda para vaciar la vejiga o deba aprender maneras de vaciar los intestinos, e incluso cambiar la dieta.
  • Función sexual: dependiendo del nivel de la lesión y de la recuperación del traumatismo, la función sexual y la fertilidad pueden verse afectadas. Un urólogo y otros especialistas sugerirán distintas opciones para el funcionamiento y la salud sexual.
  • Depresión: muchas personas que viven con una lesión de la médula espinal desarrollan depresión por los cambios en su estilo de vida. La terapia y los medicamentos ayudan a tratar la depresión y otros trastornos mentales.

Cuando una persona comienza a afrontar la situación, psicológica y emocionalmente, la siguiente preocupación es cómo vivir con la discapacidad. Los médicos predicen ahora con razonable exactitud el posible resultado a largo plazo de las lesiones de la médula espinal. Esto ayuda a las personas con LME a establecerse metas alcanzables, y da a las familias y seres queridos unas expectativas realistas para el futuro.

Vivir con lesiones de la médula espinal

Los programas de rehabilitación combinan fisioterapia con actividades de desarrollo de las habilidades, y asesoramiento para dar apoyo socioemocional, y para mejorar la autonomía y la calidad de vida. El equipo de rehabilitación suele estar dirigido por un médico especializado en medicina física y rehabilitación (fisiatra) y, a menudo, cuenta con trabajadores sociales, fisioterapeutas y terapeutas ocupacionales, terapeutas recreativos, enfermeras y psicólogos de rehabilitación, consejeros vocacionales, nutricionistas, un asistente social, entre otros especialistas.

La fase inicial de la rehabilitación se centra en recuperar la capacidad de comunicación y la fuerza en piernas y brazos. Para algunas personas, la movilidad solo será posible con dispositivos de asistencia como andadores, aparatos ortopédicos para las piernas o sillas de ruedas. Las personas con tetraplejia necesitarán dispositivos adaptados para aprender a escribir, mecanografiar y utilizar el teléfono.

  • La fisioterapia incluye programas de ejercicios orientados a fortalecer los músculos.
  • La terapia ocupacional ayuda a recuperar la motricidad fina, en particular las necesarias para realizar actividades de la vida diaria (AVD) como acostarse y levantarse de la cama, asearse, comer o ir al baño. Es posible que aprenda a hacer frente a la espasticidad (aumento del tono muscular o rigidez de los músculos que interfiere con el movimiento y el habla), la disreflexia autonómica (cambio del ritmo cardiaco y sudoración excesiva debidos a la estimulación del sistema nervioso) y el dolor neurogénico como consecuencia de una disfunción del sistema nervioso periférico o central.
  • En la rehabilitación profesional se busca identificar las habilidades laborales básicas y las capacidades físicas y cognitivas para determinar la probabilidad de empleo, posibles lugares de trabajo y equipos de asistencia que serán necesarios, y la organización de un lugar de trabajo amigable.
  • La capacitación educativa le ayudará a desarrollar habilidades para un nuevo empleo que dependa menos de las capacidades físicas y más de las habilidades informáticas o de comunicación. Se anima a las personas con LME u otras discapacidades a participar en actividades que les den una sensación de satisfacción y autoestima, como clases educativas, pasatiempos, grupos de intereses especiales y la participación en eventos familiares y comunitarios.
  • La terapia recreativa anima a las personas con LME a participar en deportes o actividades acordes con su nivel de movilidad, así como a lograr un estilo de vida más equilibrado que ofrezca oportunidades de socialización y autoexpresión.

Los dispositivos de asistencia ayudan a las personas con lesiones de la médula espinal a recuperar su autonomía, y a mejorar su movilidad y calidad de vida. Dependiendo de la gravedad de la lesión, las personas pueden necesitar una silla de ruedas, estimuladores electroestimuladores, entrenamiento asistido para caminar, prótesis neurales (dispositivos de asistencia que pueden estimular los nervios para reestablecer las funciones perdidas), adaptaciones informáticas y otras tecnologías asistidas por computador.

Para comprender mejor su diagnóstico, considere participar en un ensayo clínico para que médicos y científicos aprendan más sobre la LME. La investigación clínica se sirve de personas voluntarias que ayudan a los investigadores a conocer mejor un trastorno y tal vez encontrar mejores formas de detectar, tratar o prevenir enfermedades de manera segura.

Se necesitan voluntarios (tanto sanos o con alguna afección o enfermedad), de todas las edades, sexos, razas y etnias para garantizar que los resultados del ensayo sean relevantes para la mayor cantidad posible de personas, y que los tratamientos sean seguros y eficaces para todo aquel que los necesite.

Para obtener información sobre cómo participar en investigaciones clínicas, visite NIH Clinical Research Trials and You. Más sobre ensayos clínicos que actualmente buscan personas con una lesión de la médula espinal en Clinicaltrials.gov, una base de datos de ensayos clínicos en la que se pueden realizar búsquedas.

Los centros de investigación y rehabilitación de lesiones de la médula espinal mantienen registros de personas interesadas en participar en estudios clínicos actuales o futuros. Una red de distintos centros apoyada por la Fundación Christopher y Dana Reeve llamada NeuroRecovery Network (NRN) acepta participantes voluntarios en las investigaciones.