A sus 70 años, Phyllis Steel es una de las jubiladas más deportistas que puedas imaginar. Practica una difícil disciplina de esquí alpino, juega al tenis... ¡se atreve con todo! Y, sin embargo, de entre todas sus actividades no hay ninguna que disfrute tanto como sus sesiones diarias de 45 minutos de natación.
Me encanta nadar. Siempre he sido buena nadadora, es mi forma de mi meditación. Puedo centrarme en mí misma, me relaja, me permite procesar mis pensamientos. Me quita todo el estrés del día a día, me rejuvenece y me renueva. Es maravilloso.
Pero su estilo de vida deportivo se vio amenazado al desarrollar una irregularidad de los latidos en las cavidades superiores del corazón.
Me despertaba en plena noche con el pulso acelerado. Recostada en la cama el pulso me subía hasta las 160 o 165 pulsaciones, como si estuviera haciendo cardio. Me asusté. Era sobrecogedor. No puedes concentrarte en nada. No sabes que hacer. ¿Das un paseo? ¿Te quedas en la cama? Estaba todo el día tomándome el pulso. ¿Está bajando? ¿Se está calmando? Es una situación muy enervante.
Al concluir que había que poner una solución a esos síntomas, habló con el prestigioso electrofisiólogo de Montefiore Einstein, Dr. Luigi Di Biase.
Desde el momento en que le conocí sentí lo seguro que era. Me encantó. Jamás sentí miedo cuando estaba cerca de él, me dijo, ‘No te preocupes, no es una cuestión de vida o muerte. Podemos controlarlo; tenemos dos opciones, puedo darte una descarga para recuperar tu ritmo o puedo hacer una ablación’. Miré a los ojos de este joven y apuesto doctor y le dije, ‘si fuera tu madre, ¿qué harías?’. El doctor, simplemente, me sonrió y me dijo: ‘Le diría a mi madre que se sometiera a la ablación’. Y dije [palmada] ‘Pues eso es lo que vamos a hacer’.
La ablación consiste básicamente en entrar en el corazón y eliminar la señal eléctrica responsable de esa arritmia. La fuente de energía más común utilizada es el el calentamiento por radiofrecuencia. Básicamente, calentamos el tejido. Al destruir parte de él, destruimos también la conducción eléctrica subyacente para eliminar la actividad eléctrica anormal en el corazón de ese paciente, que queda libre de medicación y puede volver a una vida normal.
Phyllis: Me llevaron en silla de ruedas a un sitio con cinco o seis computadoras.Y parece que ni siquiere miran al paciente que están ahí [RISAS] con sus computadoras. Es increíble. Es absolutamente increíble.
Dr. Di Biase: Si parece que estamos jugando a un videojuego como Pac-Man es porque estamos trabajando en el corazón sin abrir el pecho. Entramos en el corazón con cables, con catéteres para para ver el corazón en tres dimensiones mediante un contraste de colores: más rojo, más morado o más amarillo, según la amplitud de la señal que nos llega del corazón. Al mover los cables de los catéteres del corazón parece que estamos jugando a llegar del punto A al punto B, como si fuera un videojuego; èrp lo que realmente hacemos es marcar con puntos rojos los sitios del tejido que destruimos, por eso parece que estamos llenando el mapa de lunares.
Hoy, Phyllis se encuentra muy bien y ha vuelto a nadar. Incluso tiene pensado hacer un viaje especial con sus cuatro nietos ahora que su Yaya se ha recuperado.
Tuve muchísima confianza en el Dr. Di Biase, jamás sentí miedo. Estoy muy agradecida a Montefiore [Einstein] por haber tenido al Dr. Di Biase, por haber recibido el don de la vida una vez más, ¿sabes?. Y por ser capaz de hacer las cosas que realmente deseo hacer. Mi experiencia en Montefiore [Einstein] ha sido fabulosa.
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