A pesar de sus 46 años como comisionado adjunto de policía y jefe del cuerpo de bomberos de Westchester, James Bradley seguía comprometido con la comunidad con una energía irrefrenable.
Así que no es de extrañar que en julio de 2019 acudiera a trabajar como un día más, a pesar de haberse levantado con un intenso dolor de espalda. Y si aquel día fue a urgencias, fue porque su esposa Robin le obligó.
Con solo mirar a los médicos a la cara supe que le estaba dando un ataque al corazón.
“Mi esposa dijo que no se puede saber si alguien realmente me salvó la vida, pero claro que me salvaron".
Los médicos de un hospital cercano le implantaron unos “stents” en el corazón. Pero varias horas después sufrió un segundo ataque al corazón, mucho más grave, y sus médicos recomendaron que lo ingresaran en Montefiore Einstein.
Sus cardiólogos me dijeron, ‘tenemos un paciente aquí que está fatal’. Y les dije, ‘Envíenmelo ya.’
"Tuvo mucha suerte de que aquel hospital tuviera una relación especial con nosotros. No todo hospital puede prestar todos los servicios a todos los pacientes. Eso es así".
En Montefiore Einstein, los doctores Ulrich Jorde y Daniel Goldstein implantaron un dispositivo de asistencia ventricular izquierdo (LVAD) para que el músculo cardíaco de James bombeara sangre por todo el cuerpo. Fue una operación compleja, con la dificultad añadida del precario estado de salud de James.
Estábamos en el limbo. ¿Va a salir de ésta o no va a salir de ésta?
James permaneció en coma inducido durante más de un mes, pero salió adelante. Y pasado un tiempo, gracias a un gran esfuerzo de terapia física y ocupacional en el Burke Rehabilitation Center, empezó a sanar. Es más, la recuperación de James fue de auténtico récord. Un año después de que le implantaran el dispositivo, el equipo médico determinó que la función cardíaca de James se habia recuperado casi totalmente.
James se sometió a un procedimiento en Montefiore-Einstein para desconectar permanentemente su dispositivo LVAD, un desenlace extraordinariamente infrecuente.
Esto es la meca de los trasplantes de corazón, los LVAD y la insuficiencia cardiaca... No muchos centros del país podrían haber hecho con el Sr. Bradley lo que hemos hecho nosotros.
"Que el comisionado Bradley esté vivo, que se sienta bien, sin un soporte mecánico o un trasplante de corazón es extraordinario. Un tango se baila entre dos, pero para conseguir algo como esto tienen que bailar varios cientos de personas".
No sé si lo habría contado si no hubiese estado en Montefiore [Einstein].
Después de cuatro décadas de servicio público, James ya está felizmente jubilado. Pasa sus días en familia, haciendo lo que le gusta y siempre tiene presente lo afortunado que es de estar vivo.
Esto ha sido un regalo. Y voy a aprovecharlo al cien por cien. Seguro que sí.
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