Vivir en un entorno inseguro, tener dificultades para pagar el alquiler o tener que ir de un albergue a otro son solo algunos de los desafíos a los que se enfrentan las personas con “inestabilidad habitacional”. Este es el factor social más estudiado que impacta la salud y es el principal obstáculo para el bienestar de los residentes del Bronx. Durante 15 años, el programa Housing at Risk de Montefiore (H@RP) ha estado a la vanguardia en el desarrollo de métodos para garantizar y conservar una vivienda segura y asequible, y de prevenir desalojos, al tiempo que ayuda a coordinar los servicios y a empoderar a las personas para que se recuperen de esa situación.

Desde 2003, H@RP brinda un apoyo bien coordinado en materia de salud y vivienda desde el momento en que una persona con inestabilidad habitacional, o en riesgo de experimentarla, llega a alguno de los hospitales de Montefiore del Bronx.

Algunos de los logros de H@RP son:

• Reducción del 45 % en las visitas a la sala de urgencias de personas con inestabilidad habitacional
• Asistencia a más de mil personas en diversas áreas, como la obtención de vivienda permanente para 65 individuos, de los cuales más de diez dependen plenamente de Medicaid
• Prevención de cerca de 40 desalojos y reducción de un 60 % en las hospitalizaciones de personas con inestabilidad habitacional

“Aunque tenemos suerte de pertenecer a un estado que invierte en asistencia financiera y de vivienda, el manejo de los servicios es complicado y obtener los recursos lleva tiempo”, comenta Deirdre Sekulic, LCSW, Directora Adjunta, Trabajo Social, Montefiore Heath System. “Por ejemplo, el proceso de aprobación de la discapacidad a veces tarda más de un año, y pueden pasar varias semanas hasta que alguien con una condición médica compleja encuentre plaza en un albergue. Es en casos como estos donde las habilidades que aprendimos y las colaboraciones que establecimos marcan la diferencia. Cuando alguien llega a Montefiore sabe que cuenta con personas que interceden por sus derechos y que se centran en la prevención de enfermedades a largo plazo y el fomento de la salud, y no en tratamientos a corto plazo. Este es el futuro de la atención médica.”

El problema no es sólo en el Bronx

Si bien en el Bronx se encuentran cinco de las diez comunidades de la ciudad de Nueva York con más casos de falta de vivienda (University Heights, Morris Heights, Sound View, South Bronx y Tremont), la inestabilidad de la vivienda afecta a millones de personas en todo el país. Según un estudio de la Universidad de Harvard, en una sola noche de 2020 hubo aproximadamente 580,000 personas que experimentaron la indigencia.

Las viviendas y los alquileres en Estados Unidos han alcanzado máximos históricos. A escala nacional, una casa unifamiliar cuesta 5.3 veces más que los ingresos promedios de un hogar. En solo un año (entre 2022 y 2023) en la ciudad de Nueva York el monto de los alquileres ha subido siete veces más que los salarios. Incluso si alguien goza de un buen salario, si pierde su trabajo o desarrolla alguna enfermedad, puede quedarse sin hogar. Ese fue el caso de Natasha Harris de 38 años, madre de dos hijos.

Luego de que su diabetes entrara en una fase crítica y necesitara un trasplante de páncreas y riñón, tuvo que abandonar su puesto como supervisora de cirugías de mama en un hospital de Nueva York. Los médicos de Harris le dijeron que, por razones de salud, no podía trabajar fuera de su hogar. Las facturas se fueron acumulando y Harris se atrasó con el pago del alquiler. El equipo de H@RP consiguió un bono del Housing Preservation and Development Mainstream, un programa municipal de la Ciudad de Nueva York que facilita ingresos complementarios, y ayudas en la búsqueda de vivienda así como asistencia en la presentación de solicitudes de alquiler. El equipo de H@RP y la propia Harris se reunieron con cerca de veinte agentes inmobiliarios hasta que, finalmente, encontraron una vivienda a la que se mudó con sus hijos el pasado mes de marzo.

“La vida está llena de altibajos”, comenta Harris. “Me enfermé, mis padres fallecieron y me desalojaron de mi hogar. Durante ese tiempo, el equipo de H@RP me enviaba correos electrónicos y mensajes, y me llamaba todos los días hasta que encontrara un lugar adecuado donde vivir con mi familia. Nunca me dejaron sola”.

InAdemás de colaborar con los pacientes en la gestión de sus trámites y contactar a propietarios y socios de la comunidad para identificar los recursos para las personas elegibles, los trabajadores sociales de H@RP asisten a los tribunales de vivienda y luchan arduamente por quienes tienen enfermedades crónicas como el cáncer, porque saben que las condiciones de estabilidad habitacional pueden representar, literalmente, una cuestión de vida o muerte.

“Al eliminar el estigma y cuidar de las personas cuando más lo necesitan, no solo mejoramos las estadísticas de vivienda, sino que, además, cambiamos sus trayectorias vitales”, dice Kareemah Benbow, MPA, project manager del programa Housing at Risk. “Nuestros logros en los últimos quince años demuestran que una vivienda segura equivale a una buena salud. Con sólo atender a factores como dónde y cómo viven las personas, podemos comenzar a mejorar verdaderamente la salud y el bienestar no solo de los individuos, sino de nuestro país en su conjunto”.